Olvidemos quienes fuimos

UN VERANO, UN MALENTENDIDO, DEMASIADAS CASUALIDADES Y EL DESTINO HIZO EL RESTO.

Enzo: Cuando mi padre me dijo que tenía que ir a México por negocios mi primer pensamiento fue, no jodas, pero en realidad mi boca dijo; sí, padre. Parecía sencillo, tan solo tendría que estar unos días y podría volver a la tranquilidad de mi casa, pero como ya imaginarás, el viaje se alargó durante todo un mes. Y no, no fue cosa del coñazo de mi padre, sino que esta vez fue mi decisión, porque, aunque no entraba en mis planes, la conocí a ella.

Ágata: Que tu hermana pequeña se case antes que tú es el colmo para que tu madre te recuerde que tu vida no podría ser más distinta de lo que planeó para ti, pero spoiler; ni loca me cambiaría por ninguna de ellas. Que la boda se celebrase en México no lo arregló, y que tuviera que dejar mi trabajo para asistir lo acabó de rematar. Pero oye, nadie dice que no a unas vacaciones gratis en el paraíso. Y menos cuando él se cruzó en mi camino y lo hizo todo mucho más interesante.

¿Quién dice que un viaje no puede cambiarte la vida?