Ballet, ballet, ballet. Es prácticamente la vida de Diana Romero. Esta joven de 14 años ha sufrido más decepciones y depresiones de la cuenta para su edad, por lo que ha aprendido a no ilusionarse, a no encariñarse, a no enamorarse. Ha aprendido a ser fría, dura, distante, a crear una muralla alrededor de su corazón para que nadie pueda entrar en él, donde lo único que se encuentra es el ballet. Lo que ella no sabe es que la única persona que logrará derribar esa muralla está a la vuelta de la esquina...