Jaehee Garritsen regresó a Alemania con propósitos sencillos: controlar a la plaga que le había hecho la vida imposible a su hermano en el Instituto, mantener un perfil bajo en la universidad para no ocasionar más problemas de los que ya tenía, reconciliarse con sus padres y tratar de reconstruir la relación fragmentada con su mejor amigo. Sin embargo, su pequeño historial delictivo y una personalidad fría y distante, supondrán un problema para ella. Porque su mejor amigo no estaba dispuesto a ponérselo tan fácil y porque no contaba que su némesis del Instituto representara en Múnich un papel difícil de ignorar.