La historia va así... La protagonista becada, pobre, pero inteligente. El rudo e implacable líder del equipo de fútbol americano, no olvidemos popular y frío. El mejor amigo, enigmático y amable, DEMASIADO amable. Y la que desencadena todo el amorío, tan cruel y tonta, quien está en la cima solo al inicio: la villana. Personaje esencial, pero odiado. Y el escenario: una casa de estudios de nombre gringo en la que nadie estudia. Ya todos conocemos la historia, los otros personajes solo serán un mero apoyo.
¿Pero cómo es que sé todo esto, cuando yo misma formaba parte de esta historia? Pues ¿regresión? La primera vez creí que era yo, seguí mi personalidad tímida como la mejor amiga de Elizabeth y hermana de Roy, solo para terminar siendo usada y abandonada. La segunda vez, fue una gran conmoción, regresé a cuando aún los personajes no se habían conocido, como si fuese un sueño, o mas bien una premonición, ya que todos actuaban como lo recordaba. Y una vez que lo asimilé, decidí continuar mi vida, algo diferente, incluso conocí más a fondo a Erica, no era tan mala. Pero fue en esa regresión cuando encontré una película, estaba con ella mirándola y... era esta historia. En un abrir y cerrar de ojos, regresé nuevamente al inicio, pero esta vez, alguien más estaba consciente de este turbulento ciclo...
Arthur Zaens, un multimillonario frío y desalmado que ha vivido en la oscuridad desde la desaparición de su esposa, dejándolo solo con sus dos hijas gemelas. Desesperado por encontrar una niñera que cumpla con sus estrictas expectativas, Arthur conoce a Lía, una ex escritora y editora recomendada por un amigo. Aunque su relación comienza de manera conflictiva, con discusiones y malentendidos desde su primer encuentro en un bar, Lía se convierte en la persona que poco a poco transformará la vida de Arthur y de sus hijas, desafiando su frialdad y cambiando su mundo para siempre.