¿Alguna vez te has parado a pensar cuanto tiempo tardas en enamorarte? Un año, una semana, unos días, o tal vez, un instante... solo puedo decir que me enamoré de una mirada, de la suya.
Él es Alex. Todo comenzó en una cafetería por culpa de mi hermano Hugo. Perdí la cabeza por un chico al que nunca sabría si de verdad le importaba.
Darle vueltas a los sentimientos es mi pasión, cojo un granito de arena y le doy tantas vueltas que consigo hacer una montaña entera.
Los últimos meses fueron peores de lo que podía llegar a imaginar, no me quitaba de la cabeza lo mucho que me rompía los esquemas cada vez que me miraba o que pasábamos un rato juntos, le pensaba demasiado sin poder permitírmelo. Al final solo entendía que tal vez estaba enamorada de la imagen mental que me había creado de él, o de todo un poco, porque, aunque yo no esperaba nada de él, mi corazón sí.
Las votaciones del año 2036 son algo que no me emociona, ya que los candidatos, a mi parecer, no valen la pena, en especial Alejandro Villanueva, aquel chico que se burlaba de mí por mi sobrepeso y al que ahuyenté cuando decidí defenderme. Mi encuentro con él y mi comentario imprudente en la fila para votar es el inicio de una propuesta que no puedo rechazar, así como tampoco puedo negar la profunda atracción y el inmenso deseo entre los dos.
De la noche a la mañana me he vuelto la futura dama y también he descubierto que soy la obsesión del presidente.