Me llamaron demonio incluso antes de decir mi nombre, solo decidieron que era mi naturaleza, que era imposible que albergara algún sentimiento y por eso me acusaron y enviaron al fuego eterno. No sé equivocaban, soy un demonio, pero los demonios alguna vez fuimos ángeles, los más hermosos y por algún pecado fuimos desterrados, mi pecado fuiste tú, y lo repetiría una y mil veces si eso te trajera a mi lado, pero escucha la historia porque los mayores secretos se ocultan en los ojos de este demonio...