Un escritor no descansa nunca. O mejor dicho, la mente de un escritor no descansa nunca. Vuela y viaja constantemente entre mundos privados, personajes a los que ama u odia, es capaz de estar en medio de una guerra entre reinos o espiar la historia de amor más dulce jamás contada. Pero eso también tiene sus inconvenientes, porque en las horas muertas del día, en esos momentos en los que deberíamos simplemente relajarnos, nuestra mente sigue creando y gritando tan fuerte que es difícil hacerla callar. Aquí no encontrarás una historia, solo pensamientos sueltos que me visitan tan a menudo que hasta les he cogido cariño.
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