El joven príncipe Patroclo mata por accidente a un muchacho. Repudiado por su padre, es exiliado al reino de Ftía, donde lo acoge el rey Peleo, un hombre bendecido por los dioses, inteligente, apuesto, valiente y reconocido por su piedad. Tanto que se le concedió el más alto honor, la posibilidad de engendrar un hijo con una diosa: Aquiles.
Aquiles es fuerte, noble, luminoso. Patroclo no puede evitar admirar hasta el último de sus gestos; su belleza y perfección hacen que sea incapaz de contemplarlo sin una punzada de dolor. Por eso no se explica que Aquiles lo escoja como hermano de armas, un puesto de la más alta estima que lo unirá a él por lazos de sangre y lealtad, pero también de amor. Así emprenden juntos el camino de la vida, compartiendo cada instante, cada experiencia, cada aprendizaje y preparándose para el cumplimiento de una profecía: el destino de Aquiles como mejor guerrero de su generación.
Especializada en cultura clásica, Madeline Miller acomete una relectura del mito de Troya, demostrando su plena actualidad y vigencia. Todos los elementos que tan familiares nos resultan y que forman una parte tan esencial de nuestra cultura tienen cabida en ella: la belleza de Helena, la fuerza de Áyax, la astucia de Ulises, la nobleza de Héctor, el sacrificio de Ifigenia, la obstinación de Agamenón...
Libro de Madeline Miller
Alyathy, la hija menor del rey de Aquion, siempre ha soñado con el mundo que se esconde más allá de las murallas de su castillo pero, sin embargo, nunca ha deseado romper con la felicidad de la vida que la rodeaba.
Toda su vida finalmente cambia cuando una vieja costumbre resurge, una de la que ella se había olvidado cuando había dejado atrás los cuentos sobre el Gran Bosque.
El Pacto.
Una costumbre que su gente arrastraba desde los tiempos de la guerra donde, de manera significativa de derrota, un rey humano debía de renunciar a uno de sus herederos y entregarlo al bosque, como ofrenda a esos que vivían tras la basta mata de árboles y que la historia llamaba ganadores.
A Alyathy solo le queda atenerse a la suerte, o quizás mejor dicho, a las consecuencias de la misma.
{ ESTADO: EN EDICIÓN }
Primer borrador - 24/01/2021
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