Había algo que a Chara le disgustaba totalmente de aquellos pequeños seres, seres inferiores ante sus ojos carmesí, aquella ridícula ave que no podía volar, que le faltaba elegancia en todo su ser. Era todo lo contrario a un cisne. A pesar de todo lo que ella pensaba, no podía evitar cuidarles, después de todo, ella conseguía varios beneficios de ellas, su carne, los huevos, también podía vender a sus crías. Todo era muy tranquilo hasta ese día. Ya decía ella que su tranquilidad era demasiado bonita para ser verdad. O para que durara.All Rights Reserved
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