Tras la muerte de su tío, Draco sube al trono a la dulce edad de los dieciocho años. Rodeado de alfas políticos que solo desean atarlo a un alfa para controlarlo aún más, Draco deberá de rebelarse no solo contra su familia, sino con todo palacio. Cuando Harry de Gryffindor aparece por las puertas de palacio Draco siente que ese alfa no sólo se ha llevado un saco de monedas como recompensa, se ha llevado su corazón.