Story cover for ¡Volvimos a casa! (Sasunaru) by mazorca_loka
¡Volvimos a casa! (Sasunaru)
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Complete, First published Apr 15, 2022
Menma, Naruko y Sasuki Uchiha Uzumaki hijos de Naruto Uzumaki y Sasuke Uchiha son trillizos que fueron raptados meses de haber nacido por lo tanto no sabían nada de sus padres o que pasó de ellos, ya que fueron criados muy lejos de su hogar, pero sobre todo criados por...
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Naruto y Sasuke nunca tuvieron una historia limpia. Sus clanes eran enemigos jurados, hundidos en droga, dinero sucio y cadáveres. Desde niños cargaron apellidos manchados de pólvora; crecieron en barrios donde la confianza se pagaba con sangre y la traición era ley. Naruto aprendió a reír mientras los demás caían. Su sonrisa era máscara contra la soledad en un mundo muerto. Creció entre joyas y mansiones, pero todo era frío: sus padres lo trataban como inversión, no como hijo. Le dieron lujos, nunca amor. Así disfrazó el miedo con chistes, y cada mirada a Sasuke le recordaba lo prohibido: calor en un reino de hielo. Sasuke era distinto. Niño mimado de los Uchiha, todo le venía servido. Su padre lo trataba como príncipe; caminaba con la seguridad de quien sabe que el mundo se inclina a sus pies. Arrogante y caprichoso, blindado por dinero y violencia, no necesitaba ganarse nada. Aun así, Naruto rompió su fachada: traía una fuerza que no se compraba con billetes ni pistolas. Calor humano, el verdadero peligro. Cuando crecieron, estaban hundidos en la guerra del narco. Noches de AK-47, días de cadáveres en puentes. Sobrevivían espalda contra espalda; cada error podía matarlos. Se querían, pero amar allí era ponerse la pistola en la sien. Hubo peleas brutales, gritos, golpes, cuchillos. "Ojalá te maten antes de que me jodas la vida", decía uno. "Ojalá nunca hubieras nacido en mi calle", devolvía el otro. Aun así, siempre regresaban. Lo único real era el vacío de perderse. Sabían que tarde o temprano tendrían que elegir: obedecer a sus clanes y volverse enemigos, o traicionar su sangre y caer juntos. No había salida limpia, solo miedo, desconfianza y la certeza de que no podían dejar de buscarse.
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