Para Lan XiChen, mientras su talento estuviese asegurado, su vida también lo estaría. Bajo el ala de su tío, recorría los escenarios del país encadenado a su violín. Músico de éxito de personalidad encantadora, bajo su sonrisa solo podría esconderse Lan Huan. Lan Huan odiaba a Lan XiChen, odiaba todo lo que implicaba su nombre artístico. Y con la primera oportunidad que tuvo para escapar de esa vida célebre, huyó. Para Lan Huan, la vida se dibujaba como un camino monótono lleno de incertidumbres, dónde nadie llegaría a reconocer ese talento innato suyo para la música, ese que se había arrebatado a sí mismo. Hasta que volvió al punto de partida, ese sitio del que tanto se arrepentía de haber despegado, y en la cafetería sobre la que antes se encontraba el apartamento de su madre se dio de bruces contra una mirada fiera enmarcada en sus ojos azules. ~Actualización semanal los viernes.
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