Sería demasiada calamidad que justo el día antes de la inauguración de tu propio restaurante ocurriera un misterioso incendio y el sueño de toda tu vida ahora se encontrara reducido a cenizas y escombros. Yoongi yacía de pie con sus manos a ambos lados de su cabeza; aún sin poder creer lo sucedido. El ruido del camión de bomberos y la ambulancia se escuchaban de fondo, y sus luces coloridas y destellantes hacían que su migraña empeorara. No muy lejos de él se encontraba uno de los seres más desafortunados del planeta tierra, o al menos eso pensaba ella. Ninguno de los dos se imaginaban que este desventurado evento los uniría para siempre.