39 Partes Continúa No hubo un solo hombre. Hubo varios. Cada uno con su propio papel en mi historia: el que me enseñó a amar, el que me rompió el corazón, el que solo fue un susurro en la madrugada y el que nunca supe si fue amor o costumbre.
Con cada uno aprendí algo distinto: que el deseo puede confundirse con cariño, que la pasión no siempre es suficiente y que, a veces, el sexo dice más verdades que las palabras.
Esta no es una historia de amor perfecto. Es una historia de amor, placer y despedidas, de encuentros que me transformaron y otros que apenas dejaron rastro. Algunos nombres los recordaré siempre; otros ya son solo sombras en mi memoria. Pero todos fueron parte de mí.
Y esta es mi manera de recordarlos.