El hombre desde hace décadas conquistó sus mares hasta dominar territorios desconocidos. El hombre poseía de una naturaleza conquistadora. Cuando venían épocas de conflicto, el hombre creó las guerras para dominar ante los enemigos. Su naturaleza aún seguía siendo conquistadora, pero su hogar ya no era el regalo que su padre le obsequió desde un inicio. El anhelado cielo. El ángel satán al caerse sobre las tierras del hombre en un acto de tristeza y cólera fundó el hogar al que ahora pertenecería el nuevo hombre conflictivo. Eran los territorios ardientes de fuego y del egoísmo puro. El nuevo hogar de las almas que no poseen un alma errante de cielo su destino será el exilio a los nuevos aposentos por debajo de sus cúmulos. Su nuevo hogar ahora será el infierno. Entonces, el ser humano ante su necesidad de conquista y dominio, retó a su progenitor con la promesa de que el lugar que algún día fue merecedor del soñado cielo ardería con fulgor como lo hacen los calabozos y las cuevas de fuego. El cielo también sería conocedor de las llamas ardientes del inframundo. Los de abajo le prometieron a los de arriba que traerían el sufrimiento eterno hasta donde se encontraba el amor eterno de su progenitor. Juraron que algún día conocerían lo que realmente era estar y sentirse en el mismísimo infierno... The Last Sun In The World II: Hell.
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