Dice la leyenda que estaba encarcelada entre las paredes oscuras de su alma, atada a sí mismas bajo el yugo del deseo y sed de matar para arrasar a su paso cualquier luz de esperanza existente en su vida. Solo recuerda escuchar cada día susurros agónicos y desesperados de ayuda los cuales día con día se hacían más fuertes a tal punto de ser gritos en su interior, gritos atroces deseando ser libres de tal cuerpo que las calcinaba, estaba sola y perdida, sin posibilidad alguna de salir de su propio pozo de miseria y desolación. ellas son mis compañeras, mi recuerdo diario de que alguna forma estaba viva y que estaremos juntas para toda la eternidad, son parte de mi y yo de ellas. Si ellas existen; es lógico que yo también lo haga. Pero si las malditas me hunden, ten por seguro que nos hundiremos juntas.