Elena Gibson es, según palabras de sus amigos de secundaria, la chica rara.
Con una personalidad no muy amigable, o tal vez un poco directa, Elena no tiene muchos amigos a sus 18 años.
Pero tiene a Anabell, a quien considera su mejor amiga. Tiene la música en su celular para acompañarla. Tiene a su padre, que haría lo que sea por ella, y a su madre, que no es la mejor, pero la quiere y ella lo sabe.
Hay más personas a su alrededor, y su vida no es perfecta. Más aún así se le puede considerar la típica adolescente de último curso, a punto de entrar a la universidad.
Entonces, ¿por qué la consideraron rara cuando apenas tenía 13?
Solo porque a Elena le gustan sus pesadillas.
Asher pensaba que tenía una vida perfecta. Era el mejor en su equipo de hockey, tenía las mejores notas en la universidad y un grupo de amigos que parecían serle fiel.
Pero cuando conoce a Skye, la hermana de uno de sus mejores amigos cree que la chica está loca. Tiene una actitud tan dura que es difícil de romper y suele irritarlo todo el tiempo desde que se ha mudado a vivir con su hermano y él.
Y cuando los chicos del equipo le proponen que no conseguiría conquistar a alguien como Skye, lo ve como un reto que está dispuesto a jugar, una apuesta para conquistar el corazón de alguien como Skye es suficiente para que Asher acepte, pues es demasiado competitivo y no está dispuesto a perder su puesto en el equipo de hockey y pasarse el resto del año en la banca como le han apostado.
Sin embargo, a medida que conoce a Skye, Asher se da cuenta que la chica es todo lo contrario a lo que le ha tratado de demostrar, conquistarla no parece tan complicado como pensaba y el corazón de ella no parece ser el único en juego.