YA CON DIECISÉIS AÑOS, LYRA, se tiene que enfrentar a la dura realidad en donde su padre ya no forma parte de su vida de una forma física, desde que Sirius murió ella ya no ha vuelto a ser la misma y es probable que nunca lo vuelva a ser, pero su amigos siempre están alli par apoyarla y hacerla sonreír. Es una suerte tener a Harry Potter con ella, porque sin importar la circunstancia el siempre parece estar preparado para contener y aconsejar a su novia cuando cualquier recuerdo de Sirius parece destruirla.
Pero Lyra ha aprendido una buena lección, la familia es lo primero, siempre, y como de apoco su familia se va achicando cada vez mas, ella quiere pasar tiempo con todos antes de perderlos, lo que implica quizas ayudar a su primo Draco en un descabellado plan, pero... la familia siempre esta primero, aunque suene un poco estupido.
La fecha crucial se acerca junto con la casi imposible misión de encontrar y destruir los restantes Horrocruxes.
Dejando atrás a toda su família en busca de protegerlos, Lyra solo deja una carta informandoles un poco la situación y esperando que ninguno de sus abuelos muera de un infarto por todos los sustos que les dio desde que era pequeña, y pidiendoles que cuiden de sus mascotas como si sus vidas dependieran de ello.
Consciente de lo mucho que está en juego, ella decide seguir a Harry (si es necesario hasta el fin del mundo) y refugiarse en sus calidos abrazos cuando parece que todo se va a desmoronar. Pero al final de cuentas, Harry no puede sostener el peso del derrumbe sobre ellos.
Y Lyra... ella no es tan fuerte para sostenerlo por si sola.