Chuuya descubre que hay un fantasma en su casa, y ese fantasma no es otro que el bastardo de Dazai. Intenta ignorarlo y deshacerse de él pero todo es inútil, tendrá que ayudarlo o acostumbrarse a su presencia.
Cuando la vida de Dazai se desmorona tras el divorcio de sus padres, encuentra un escape en las drogas. Del otro lado, Chuuya, un dealer con una vida igual de complicada, no esperaba sentir "algo más" por el chico que siempre aparece en los peores momentos.