Chuuya descubre que hay un fantasma en su casa, y ese fantasma no es otro que el bastardo de Dazai. Intenta ignorarlo y deshacerse de él pero todo es inútil, tendrá que ayudarlo o acostumbrarse a su presencia.
Gi-Hun busca acabar con los Juegos, pero no sabe que In-Ho, el hombre tras la máscara, arriesga todo para protegerlo. Entre la tensión de los retos y las miradas, ambos se acercan peligrosamente, atrapados entre el deseo, los secretos y un sentimiento que podría destruirlos.