Todo se había acabado, mi familia me odiaba desde pequeña y su familia tenía el mismo sentimiento por él, ¿La única salida? Casarnos sin nuestro consentimiento. Así que toda mi vida estaba... Vacía, literalmente, porque solo éramos él y yo.
¿Cómo podía amarlo? Era un bastardo, no lo decía yo, lo decía el mundo. Pero... Era lindo, y un poco guapo, borracho pero simpático, y tenía dinero; no olvidemos que el dinero abre puertas, y él siendo el rey, podía abrir la que quisiera si yo se lo pedía.
Me amaba, incluso más que a su corona o su puesto, y yo, yo debía aprovechar aquello, porque el enamorarse del rey do nadie tiene sus ventajas.
Y él tenía muchas.
El problema era que yo era demasiado ingenua, y el demasiado astuto. Así que me mostraba lo que yo quería mientras por detrás, pensaba en como desterrar me de su vida.