Teagan creyó que su mundo solo era el alcohol, las drogas y todos los excesos que su dinero pudiera comprar, sin embargo, la realidad iba mucho más allá del cuento de hadas eterno que quisieron crear para ella; los monstruos eran capaces de salir de las pesadillas para convertirse en una realidad y en sus manos estaba deshacerse de todos y cada uno de ellos.
Ser una Saint-Gobain iba mucho más allá que el prestigio que su apellido traía.
Era dolor, sudor, lágrimas y rabia, secretos y traiciones, venganza y amor.
Creció en la soledad, se sumergió hasta el fondo y renació de sus propias cenizas, ardiendo las veces que fueran necesarias para regresar más fuerte, Fue entonces que Aiden Thompson se cruzó en su camino, con esos ojos azules que eran capaces de hacerla caer de rodillas pero también de incendiar el mundo cuando caía en sus trampas perfectamente bien elaboradas.
Eran enemigos por la sangre que corría por sus venas, no obstante, sus corazones tenían otros planes entre manos.
Sí, Teagan era una Saint-Gobain, pero también una Lesauvage...y esa es una historia por contar.
Bella Swan siempre fue un imán para el peligro. Y aquello lo confirma cuando se entera que está embarazada de Edward Cullen, su ex novio vampiro que la abandonó el día después de su cumpleaños.
Buscando respuestas sobre su embarazo llega a New Orleans, atrayendo la atención de un híbrido, el rey Klaus Mikaelson, el híbrido original que queda encantado con ella y lo que lleva en su vientre.