Llega un circo a la ciudad, no cualquier circo. Un Sarakasi, nunca antes visto, es la primera vez en el continente que se presentan, cuando lo veo por fuera me pican las manos por dibujarlo, no solo a la carpa, sino a él. Sus ojos tan claros como el agua con su piel tan oscura que refleja perfectamente la luna, creo que mi pequeño papel no es suficiente para dibujar toda su estructura singular, nunca he visto a alguien tan alto, tan fuerte y con la sonrisa más blanca que he visto en mi corta vida. Me sonríe, y mi corazón se pone como un loco, por que nadie me ha sonreído nunca; o al menos como él lo hizo.
Ella, con ese vestido con manchas por toda la falda, su pequeña mano tiembla al trazar en aquel papel mientras me observa; en el segundo que decido afrontarla y sonreír, cuando me sonríe de nuevo, no puedo creerlo. Sus mejillas rosadas, sus pequeños ojos se estiran, sus labios carnosos se adelgazan al sostener una de las sonrisas más tiernas que he visto, se le marcan hoyuelos a los lados de ella, haciéndola perfecta. Luego escuchamos pasos enojados que la hacen temblar, es un hombre que se la lleva a rastras de mi vista y me molesta no poder hacer nada para traerla a mi de nuevo.
Quizás te habían dicho que es un abogado novato, pero no es verdad. Es el diablo en persona: ruso, millonario, codiciado, peligroso y sin escrúpulos. Así se describe Cassian Rostov, un abogado de la mafia. Las leyes del abogado perderán su rigidez cuando él se encuentre cautivado por la esencia de una mujer que, a pesar de su apariencia juvenil, posee la fuerza y la pasión capaces de derretir hasta el corazón más endurecido." En el mundo sombrío de la mafia, la debilidad toca a la puerta de un abogado temido: una chiquilla inocente que despierta un amor prohibido."