Estaba siendo brutalmente apaleada por mi contrincante pero aún así no me detenía, por primera vez en el ring no me sentía en mi elemento, no me importaba morir allí; solo quería drenar toda esa furia y ese abuso que se extendía como una llamarada dentro de mi cuerpo, la misma que me controlaba porque no lo hacía yo misma.
Mamaaa
No logro concentrarme...
Mamá te necesito
Solo contraataca...
Mami por favor
Defiendete de una puta vez, mierda.
Los puños impactaban una y otra vez en mi cara, abdomen, incluso en mis piernas aunque no entendiera como, yo soltaba un golpe tras otro y no podía ver nada, solo veía rojo, rojo por la ira, rojo por la sangre, rojo por todos aquellos momentos que hicieron que me convirtiera en pedazos quedándome como soy ahora, justo como la vasija cara que le rompes a tus padres y corres a remendarla como sea, que así se viera bien por fuera, sabes que siempre estaría rota por dentro.
Al defender a su familia de un asaltante y morir, Alicia es transmigrada a un mundo del matriarcado, donde las mujeres son el pilar y las que mantienen a la familia, mientras los hombres son los que se quedan en casa.
Lo más sorprendente para Alicia no es el sistema en el que se rige la sociedad, los hombres, que no solo son los que dan a luz, si no, que se dividen en dos.
Los oro, la clase baja que tienen tendencia a dar a luz a otros hombres.
Y los jade, la clase alta que tienen tendencia a dar a luz a mujeres.
No solo eso si no que al ser las mujeres un bajo porcentaje, las familias se conforman por un harem de hombres, los cuales no son vistos más que como máquinas de hacer bebés.
La imagen la saque de internet créditos de la imagen a: "Alya".