Habían pasado años desde la Cuarta Guerra, la que se llevó a su esposo, y Yoshino Nara, levemente deprimida y enfáticamente frustrada, tragó sus penas con bebidas. Sus necesidades estallaron de una manera primaria y siguió adelante para conseguir lo que quería. Naruto, sin embargo, se enfrentó a un dilema sobre cómo lidiar con las consecuencias de una situación problemática, como diría su amigo.