Los humanos somos criaturas complejas. Somos bestias. Nos
intentamos convencer de que no somos animales salvajes, cuando en realidad, somos de la peor clase.
Lo que más nos importa, es ganar. Ser mejor que el de al lado, y pisotear al
que tenemos debajo.
Pero, ¿No es más satisfactoria la victoria cuando hemos
apostado algo? Y, ¿si ese algo es, supongamos, nuestro cuerpo? ¿O el de otra
persona?
“Si logras derrotarme, puedes hacer conmigo lo que te
plazca, pero, siempre que gane yo, tú
serás todo mío.”
El diablo sonríe y te tienta, se burla y te retuerce por
dentro, pero al mismo tiempo te resulta encantador e irresistible.
Y, como los humanos no somos más que animales salvajes, te
arriesgas a ser mordido solo por el placer de morder.
Así que corre como un loco, aun si no estas seguro todavía
de si eres cazador o presa.
Freen era una omega bastante rara para la personas aquellas decían que era un poco más alta para ser una omega otros que podría dar miedo si te miraba y algunas personas solo quedaban enamorada de verla aunque para Freen todo era normal pues siempre era amable y nunca se enojaba atenta con sus seres queridos era la chica perfecta como sus padres solían decir.
Becky una pequeña omega tan hermosa como la primera nevada era una chica responsable y cuidadosa con todo lo que hacía vive esperando a que aquella omega aparezca una vez más a su vida pues recuerda que alguien la salvó cuando era pequeña más no recuerda su rostro así que vive con la ilusión de que algún día aparecerá.
Pero ¿Qué pasaría si la persona que espera aparece en último año de universidad? ¿La reconocerá?