Los humanos somos criaturas complejas. Somos bestias. Nos intentamos convencer de que no somos animales salvajes, cuando en realidad, somos de la peor clase. Lo que más nos importa, es ganar. Ser mejor que el de al lado, y pisotear al que tenemos debajo. Pero, ¿No es más satisfactoria la victoria cuando hemos apostado algo? Y, ¿si ese algo es, supongamos, nuestro cuerpo? ¿O el de otra persona? “Si logras derrotarme, puedes hacer conmigo lo que te plazca, pero, siempre que gane yo, tú serás todo mío.” El diablo sonríe y te tienta, se burla y te retuerce por dentro, pero al mismo tiempo te resulta encantador e irresistible. Y, como los humanos no somos más que animales salvajes, te arriesgas a ser mordido solo por el placer de morder. Así que corre como un loco, aun si no estas seguro todavía de si eres cazador o presa.