Quiero que seas mío

No paraba de retorcerme en la cama, sentía como él rozaba mis caderas con las suaves y grandes manos que poseía; de a poco, muy lentamente iba subiendo, dirigiéndose al valle que formaban mis pechos para luego proceder a acariciarlos, lamerlos, morderlos suavemente, tortuosamente, provocándole un placer descomunal, quería sentirlo no solamente en lo más profundo de su cuerpo sino también en lo más profundo de su ser y cuanto antes eso sucediera mejor sería.... Gritos, gemidos y por ultimo mi voz rogándole saber su nombre y tratando de recordar un rostro cuyos rasgos jamás lograba distinguir pero lograban volverme loca.

Sus ojos, solos sus ojos mirándome, nada más que eso lograba recordar, esos hermosos ojos que descontrolaban todo mi ser. . . y que sin saberlo iban a ser los culpables de cambiar todo ...