Debajo del Ceiba.

Óliver había dejado su corazón al norte del valle de Benasque, sumergido en las montañas frías, bajo un árbol considerado sagrado por muchos; recordaba que allí nació un amor, sin embargo, la historia de las dos personas que más se amaron en la vida también murió en ese lugar. Muchos años habían transcurrido cuando él se reencontró con su amada, esta ya no era aquella niña, ya no tenía aquella sonrisa inocente ni le amaba como antes, al contrario, le odiaba con todo su ser, por haberla abandonado. Óliver no entendía lo que pasaba, ya que él había partido de aquellas tierras tras la muerte de su amada, sí, la vio tendida en el suelo, después de haberse ahogado en aquel lago que él tanto maldijo, fue a su funeral, vio a todos sus seres queridos llorar por ella mientras en un hueco en la tierra sepultaban a su amor. Se fue lejos, pues sabía que allí cada cosa le recordaría a ella, quería alejarse de todo aquello que le hacía sufrir, que le causaba tanto dolor al punto de ya no querer vivir, se despidió de su amada, imaginando que esta le escuchaba en algún lugar y dejó un beso debajo del Ceiba donde una noche esperó y esperó y su amada nunca llegó a su encuentro.

Que pasó? Como pasó? Como era que estaba ahí frente él, tan viva, tan hermosa, de la mano de otro hombre después de haberla llorado tanto? Quién era aquella que se encontraba en aquel hueco en la tierra? Que jugada tan cruel del destino era esta? Cómo iba a poder convencerla de lo que pasó, cómo iba a poder recuperar al amor de su vida cuando esta ya no quería saber nada de él, cuando era él quien estaba muerto para ella.