Todo en mi vida respecto a mi relación con Dios va bien. No fumo, no bebo e intento agradar a Dios todo lo que puedo. Mi pastor, Morgan, me ayuda día a día con ello y siempre me repite que Él tiene un propósito conmigo, y que algún día lo sabré.
Sin embargo, mi situación cae por los suelos al toparme con Hunter Ebora; un chico completamente ateo que me empieza a atraer más de lo que me gustaría. No puedo estar con él; somos disparejos, incompatibles.
Pero, siento que no solo me atrae y que lo deseo con toda mi alma, sino que, siento que me estoy enamorando de él, y eso es más fogoso para mí que una simple atracción. Me encanta la manera en la que me besa, en la que sus labios recorren cada parte de mi cuello, su forma de hablar, su dulzura, su simpatía, su pelo y esos ojos castaños que me quitan el sueño.
Pero, nada de eso va a detener todo lo que en mi vida está a punto de acontecer.
¿Serán las dichas pruebas que hay que pasar en la vida del cristiano?
Hay reglas en el mundo que debes cumplir. El deber de servir y complacer, dar y recibir.
Soy Stella Miller, una mujer firme y con decisiones. Nadie puede sobrepasarse conmigo si no quieren morir en garras de él.
Mí amado esposo, el hombre fuerte y delicioso que siempre está a mis pies, al único que me pondría de rodillas y al único que acariciaria de manera perversa y coqueta...
Y mucho cuidado con las cosas que dicen de mí, porque soy una chica. Más conocida como la mujer del Diablo.