Su cumpleaños, entre Krosty y yo, lo adivinamos un trece de mayo, el mismo día que él me la trajo. Irene nunca nos quiso decir, pero observamos que ese día no hacía otra cosa que dormir. Y el día anterior, un doce de mayo, murmuraba entre dientes -Podre dormir en paz, en mi día, sin ella, nunca más... zorra- Destacando el pronombre ella, moviendo bruscamente la boca. Podía entrever que sucedía con respecto a su madre, pero en esos momentos no me interesaba lo suficiente. Hasta ahora, ahora que Krosty está organizando un velorio improvisado, sin invitados, simplemente nosotros dos. Sus subordinados, ordeno Krosty, recogieron los restos de Irene, antes de que llegara la policía o alguna ambulancia.
¿Valdrá la pena dejarlo todo? Si me hubieran dicho el giro que daría mi vida me habría echado a reír, simplemente no lo creería. Nunca imaginaría que ese hombre prófugo me haría sentir verdadero significado de libertad.