Su cumpleaños, entre Krosty y yo, lo adivinamos un trece de mayo, el mismo día que él me la trajo. Irene nunca nos quiso decir, pero observamos que ese día no hacía otra cosa que dormir. Y el día anterior, un doce de mayo, murmuraba entre dientes -Podre dormir en paz, en mi día, sin ella, nunca más... zorra- Destacando el pronombre ella, moviendo bruscamente la boca. Podía entrever que sucedía con respecto a su madre, pero en esos momentos no me interesaba lo suficiente. Hasta ahora, ahora que Krosty está organizando un velorio improvisado, sin invitados, simplemente nosotros dos. Sus subordinados, ordeno Krosty, recogieron los restos de Irene, antes de que llegara la policía o alguna ambulancia.
-No llores angel, ¿Quien te ha hecho tanto daño? -dice desde la sombras, la luz se ha apagado con el llanto del ángel.
-Aquel demonio -señala limpiando sus lágrimas-. Lo siento, debí tener más cuidado.
-El es quien debería tener más cuidado.
La sonrisa del diablo se ensancha, sabe que no hay nada que pueda impedir que lo haga sufrir, que torture a quien daño el ala de su ángel, quien astillo su dulce corazón.
No hagas llorar al ángel, no querrás obligar al diablo a salir del averno para ver la sonrisa de aquel angel que lo atormenta en sus sueños.
No querrán ver cómo los hace sufrir por separarlo de quién mantenía con luz el averno, que mantenía en cautiverio a la bestia.
El destino nos depara cosas inciertas, el camino puede ser largo y espinazo. Ten cuidado cuando hagas tropezar al ángel que te sigue y lo hagas llorar no querrás ver la venganza que tiene el diablo preparada para ti.