-Samanta Adams ¿te casarías conmigo? -Si Harry, ¡acepto casarme contigo! Ahora sí, soy el hombre más feliz del mundo, con tan solo una palabra, con tan solo ese SI mi corazón se había llenado de felicidad, una felicidad inexplicable, algo maravilloso. Cerramos este gran paso con un beso, el beso más tierno y lleno de amor que alguien podría imaginar, un beso sincero, un beso de amor verdadero; de eso estaba seguro. Antes de darme cuenta Sam se desvanece entre mis brazo, no sabía qué estaba pasando, ¿estaba bromeando conmigo? ¿Se desmayó de felicidad? Una mancha de sangre asomándose a un costado me guió a una herida en su espalda. Esto no podía estar pasando, justo ahora, justo ella. Ella está, ella está... -¡Muerta! no, no Sam no me hagas esto, respóndeme, dime que es una broma despierta. Pero no funciona, una herida de bala me demuestra que ya no vive, el amor de mi vida ya no vive...