-Samanta Adams ¿te casarías conmigo?
-Si Harry, ¡acepto casarme contigo!
Ahora sí, soy el hombre más feliz del mundo, con tan solo una palabra, con tan solo ese SI mi corazón se había llenado de felicidad, una felicidad inexplicable, algo maravilloso.
Cerramos este gran paso con un beso, el beso más tierno y lleno de amor que alguien podría imaginar, un beso sincero, un beso de amor verdadero; de eso estaba seguro.
Antes de darme cuenta Sam se desvanece entre mis brazo, no sabía qué estaba pasando, ¿estaba bromeando conmigo? ¿Se desmayó de felicidad? Una mancha de sangre asomándose a un costado me guió a una herida en su espalda.
Esto no podía estar pasando, justo ahora, justo ella. Ella está, ella está... -¡Muerta! no, no Sam no me hagas esto, respóndeme, dime que es una broma despierta.
Pero no funciona, una herida de bala me demuestra que ya no vive, el amor de mi vida ya no vive...
Asher pensaba que tenía una vida perfecta. Era el mejor en su equipo de hockey, tenía las mejores notas en la universidad y un grupo de amigos que parecían serle fiel.
Pero cuando conoce a Skye, la hermana de uno de sus mejores amigos cree que la chica está loca. Tiene una actitud tan dura que es difícil de romper y suele irritarlo todo el tiempo desde que se ha mudado a vivir con su hermano y él.
Y cuando los chicos del equipo le proponen que no conseguiría conquistar a alguien como Skye, lo ve como un reto que está dispuesto a jugar, una apuesta para conquistar el corazón de alguien como Skye es suficiente para que Asher acepte, pues es demasiado competitivo y no está dispuesto a perder su puesto en el equipo de hockey y pasarse el resto del año en la banca como le han apostado.
Sin embargo, a medida que conoce a Skye, Asher se da cuenta que la chica es todo lo contrario a lo que le ha tratado de demostrar, conquistarla no parece tan complicado como pensaba y el corazón de ella no parece ser el único en juego.