Tom siempre pensó en la muerte como una solución, no la propia, claro. Pensaba en la muerte de los demás, lo fácil que sería vivir en el orfanato si todos esos niños que lo tachaban de raro simplemente dejasen de molestarlo, si simplemente se fuesen... si simplemente muriesen. Tom siempre pensó en la muerte, amaba las calaveras y ver cómo las serpientes que había fuera del patio del orfanato devoraban los ratoncillos y algunos otros pequeños animales que hubiesen ahí, él hablaba con ellas, ellas lo entendían, eran sus únicas amigas. Pero las personas crecen, los tiempos cambian, y el destino puede ponerte en ese camino que jamás creíste recorrer.