Hacer un viaje de un país a otro es algo común, muchas personas lo hacen a diario, pero ir al otro lado del mundo, a un país en el que nunca has estado, con una cultura que desconoces totalmente, con un idioma que no entiendes ni el "gracias", es un acto suicida.
Pero como yo soy una adicta a los riesgos.
Aquí estoy, con mi maleta en mano, y mi nueva amiga a mi lado, me enfrento al enorme avión que me llevará a mi nuevo destino; el reino de los k-dramas, el mundo del k-pop, el amo y señor de todos los chicos lindos que pueden haber -según la señorita junto a mí- y uno de los lugares con "más suicidios de jóvenes en el mundo".
Así que, luego de ocho horas sentadas en un avión, lo primero que vemos al bajar y entrar al aeropuerto es un enorme letrero que nos recuerda a dónde caramba hemos llegado.
"BIENVENIDOS A SEÚL, COREA DEL SUR".