Una época antigua, en la que los omegas eran callados, encerrados en sus casas, sin educación alguna más que el saber hacer las tareas del hogar y ser un buen omega. Un pequeño omega rizado de 17 años, sin ganas de ser uno más y con ganas de conocer, investigar, aprender y vivir. Un alfa de 18 años, cansado de la vida en la nobleza, de sus obligaciones, de toda la gente caprichosa y egoísta que solo lo quiere por su posición social. Un prado alejado de todos los problemas, de todas las amenazas. Una mirada, una sonrisa, un saludo, una carcajada, un abrazo, un beso, una noticia, un llanto, una disculpa, un futuro. + !HB !LT
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