Mirabel Madrigal sentía que no pertenecía en la familia, así que decide ir y demostrar de que está hecha en la guerra, decide contárselo a su familia, pero fue en vano, algunos se rieron y otros aceptaron con tal y regresara a salvo.
"Y cuando regreses a casa... te dejaré tranquila para que disfrutes de la vida."
"Eternamente agradecida contigo, mi querido abuelo."
"¿Quién está listo para ver a su campeón?"
Años después... Mirabel regresa de la guerra, más cambiada, con marcas que quedarán de recuerdo y con el rango de teniente.
Desde que regresó no ha parado de pensar en ella, después de la fiesta, ha sentido muchas mariposas en el estómago, los sentimientos crecieron más y más por ella, estando aun casada, seguía amándola.
- ¿Alguna vez te has enamorado? - No volteó a verla.
- No, es mis años estando activa en la armada jamás me enamoré ¿Por qué?
- Es que... yo tengo sentimientos muy grandes por una persona, jamás había sentido esto, pero... - Bajó la mirada, dejó de cruzarse de brazos. - Pienso que ella no me amará estando yo casada.
"Recuerda que la persona correcta tiene que venir a encontrarte y cuando lo haga, entonces el será tu verdadero amor"
Los reyes mortales no se atrevían a mirarme a los ojos, y el Almirante se inclinaba en mi presencia. ¿Por qué?, te preguntarás. Porque nací noble, por encima de todos los seres vivos. ¡Todo lo que hay bajo el sol es pisoteado bajo las pezuñas de los Dragones Celestiales! ¡Soy el Rey del Mundo! - Donquixote Claudio