Susana esperaba la hora para ir a jugar a la antigua estación de trenes. Su curiosidad ganó y subió la torre de la campana. En ella se leía un letrero advirtiendo que si es tocada tan sólo una vez, el terror podría aparecer. Sin embargo, ese terror no puede ser tan malo como lo que vivía en su día a día, donde su propio hogar mantenía una luz que iba apagándose poco a poco, ya que sus pesadillas se estaban haciendo realidad.
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