-No puedo seguir así. Te deseo como nunca he deseado nada - aspiró el aroma de mi cuello mientras gemía. Me tenía inmovilizada en su fuerte abrazo. Cuando intenté separarme me apretó más contra él. -No te alejes. Cada segundo que paso sin ti es una tortura- su cuerpo temblaba-. Te necesito. Escondió su cara en mi pelo y comenzó a sollozar. Quise hacer algo, tocarle, lo que fuera pero mis brazos estaban atrapados en su agarre. -¿No lo entiendes? Estoy totalmente enamorado de ti. Ya no puedo dormir, no puedo comer. Ocupas todos mis putos pensamientos. Me mataba verle así. Sus sollozos se amortiguaban en mi pelo - Te quiero- susurró. -Daemon - le llamé. Quería consolarle. Intenté mover los brazos de nuevo pero lo malinterpretó. -No! Eres mía- gritó - Eres malditamente mía- su actitud cambió radicalmente-. Solo mía!