El cadáver de Victoria Da Silva fue encontrado colgado en un pequeño sótano cubierto de flores amatistas. En sus delgadas manos cubría un pequeño conejo muerto con decenas de cartas y fotografías en su interior, las cuáles mostraban a una pequeña Victoria distraída en la oscuridad, todas estas resaltaban dos palabras "discreción" y "amor" con una extraña firma descrita como "Sr. Conejo", el mismo hombre que la mantuvo cautiva cuando todavía era una niña.