Inmoralmente enamorados

Alexandra no conoce a su padre más allá de lo que lee y ve en internet. Desde que tiene memoria ha vivido con su tía Sophie en Washington y a lo largo de sus diecinueve años nunca tuvo especial interés en conocerle. En cambio, Joshua comprendió rápido que no tenía cabida en la familia que su excuñada y su hija habían formado. Entendió que lo único que se podía permitir era observarla desde lejos. Pero, aquello cambiará. Porque un accidente provoca que Alexandra se quede sola y tenga que cruzar medio país hasta Los Ángeles para ver a su padre y vivir con él.

Lo que ellos no contemplaban son las auroras de emociones que afloran nada más verse. Ahora, entre miradas evasivas, pero llenas de sentimientos que gritan y exigen que se expongan ambos buscan entenderse a sí mismos, pues Alexandra hace tiempo que dejó de ser una niña y Joshua nunca fue un santo.

Porque el amor es un cúmulo que no se elige de emociones, sentimientos y sensaciones, que sucede sin pedir permiso, sin previo aviso, que no se rige al razonamiento y menos a la moral. Y ellos estarán impregnados de ello, cegados e inmoralmente enamorados.

"Fuimos aquello que no se nombra, ni se asume, pero que jamás se olvida".

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Cubierta realizada por @megan_herzart

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