Si me preguntaran cómo empezó esta historia, no sabría cómo empezar. No sé si empezó en aquel hospital, o cuando nuestros ojos se encontraron creando el mejor y peor desastre de mi vida. Esta es mi historia. Su historia. Nuestra historia. La de Ulises y mía. Por cierto, soy Mara, y querido lector, ponte cómodo, porque vas a presenciar cómo un corazón puede volver a sentirse vivo a través de unos simples garabatos.