La vida de Claudia Tanner es triste, y sin color. Todos los días hace lo mismo. Va al instituto con su mejor amiga de toda la vida, la cuál le quita todo el protagonismo. Su padre se fue a Amsterdam hace poco más de un año, por asuntos del trabajo, y su madre, a pesar de vivir con ella, se pasa todo el día en el trabajo. No tiene ningún interés en conocer a nadie, ni mucho menos sentir mariposas en el estómago. Situaciones de la vida, la llevan a reencontrarse con Adam, un amigo de la infancia, y a conocer a David, el nuevo vecino. Un día cualquiera, las cosas empiezan a cambiar.