All the good girls go to hell

Alejandría Knox es todo lo que está bien en el mundo... O eso creía.
Con el paso del tiempo se dará cuenta de que en lo poco que recuerda, su existencia se ha regido en fingir ser alguien que no es y comenzará a revelarse. En aquel momento, conocerá a un chico más o igual de perverso que ella, el cual se obsesionará y la hará ver que todo eso a lo que llama vida, no es más que una mentira.
Juntos comprenderán que no todas la relaciones están basadas en cosas supuestamente hermosas, que a veces el amor es malo y tempestuoso, y quizás por eso no deja de ser real.
Desde el inicio supieron que con ellos, la pasión y el sufrimiento iban de la mano, lo que les proporcionaría uno de los mayores placeres jamás experimentados por ninguno, y descubrirían que hay lazos más allá del afecto que les permitiría erigir su propio paraíso hecho de tinieblas.
Aunque tal vez, ese sentimiento que se profesaban no fuera bueno o sano, nunca le pusieron definición a lo que ellos crearon, porque los dos sabían de sobra que ese deseo era oscuro y peligroso.
Innegablemente, desde el primer momento Zayn Kessler supo que ese amor era una obsesión. Lo cual solo le proporcionaría más avidez para revelar a la chica mala y perversa que se ocultaba detrás de un ángel.
Bien se dice que entre demonios se conocen ¿no?