Seremos todo hasta quedarnos sin nada.
A veces nos cuesta levantarnos de la cama, seguir una rutina que ha marcado tu vida cada año desde hace más de diez.
Una vida dedicada a algo que te hacía feliz, y sí, en pasado, porque ahora no lo hace.
Ya no disfrutas de lo que nunca pensaste que te cansarías. Y aunque no seas capaz de verlo, no es culpa tuya.
Seguir con la natación hacía que Hugo existiera durante unas horas al día para el resto del mundo. Algo que lo hacía notar le estaba quitando las ganas de seguir adelante.
Cuando reunió el valor para pararse delante de sus padres y decir, hasta aquí, lo dejo, en esa competición que iba a ser la última para él, un destello de luz se cruzó en su camino.
Ese destello en forma de sonrisa.
Si quería verla, solo había una opción, seguir yendo a competiciones y rezar para que ella también estuviese ahí.
Sin importar que el mundo detrás se estuviese cayendo, ignorando a la voz de su cabeza todas las mañanas al despertarse.
Ignorando todos los problemas que aquello iba a traerle.
Aparentemente no tienen nada en común más allá de pasarse la vida metidos dentro de una piscina.
Pero cada uno trata de lidiar en solitario con sus demonios, sin saber que, quizá y solo quizá, les sería más fácil vencerlos si dejasen entrar a alguien entre las murallas que a ambos les rodean.
Al seguir, al no dejar lo que ya no le hacia feliz, al alargarlo un poco más, sin saberlo, se puso en marcha el reloj que marcaba el principio de su fin.
°°°°°°°°°°
"-No puedo dejarte entrar, Eva. La oscuridad acabará contigo también y...
-¿Aún no te has dado cuenta? Ya estoy dentro, tanto como tú lo estás en mí."
Segunda parte de Frenesí.
Para entender esta historia es necesario leer la primera.
"0-1.
Así iba el combate.
Ko técnico.
No pudimos levantarnos a la cuenta de diez.
Pero nunca arrojamos la toalla, no mientras que al menos uno de los dos pueda seguir respirando, alzar los puños y esperar al momento exacto en el que golpea para noquear al rival.
El final no ha sido ese.
Solo ha sido el comienzo de un combate más, uno que no sabíamos que teníamos que seguir peleando.
Ahora, ahora solo aceptamos la victoria."
Cuando el mundo parece caerse a pedazos, cuando rus peores pesadillas se vuelven tan reales ante tus ojos, tienes dos opciones, cerrarlos y desear que todo fuese un maldito sueño, o buscar la manera de hacerles frente.
Eva ya intentó lo primero. No funcionó.
Solo le queda la segunda opción.
Solo le queda darle la vuelta al marcador para ponerlo a su favor.
¿Y Hugo?
No se caracteriza por tirar la toalla, aunque esta esté manchada de sangre y sea más roja que blanca.