Erase una vez un León Piepequeño que llevaba viviendo en un solitario bosque ya diez años. Su edad lo catalogaba como un adulto de 27 inviernos, sombrío y solitario, viviendo de noche y escuchando las risas de las estrellas que tan enamorado lo tenían. "Si no fuiste el amor de mi vida, diré que me equivoqué de vida, no de amor" Gene, quien sabía que el dolor del castaño era abismal por la pérdida de aquel principito, decide volver a ejercer su labor como genio y concederle tres deseos. La magia no hace al amor; el amor hace la magia.