La humanidad ha abarcado gran parte de la galaxia y la tecnología genética se ha convertido en una nueva forma de arte. Los científicos compiten por el reconocimiento, alterando a su antojo el código genético de todas las formas de vida, buscando crear exóticas variantes de flora y fauna para los mundos recientemente terraformados por poderosas corporaciones privadas. Con una única excepción: las leyes de la República Humanista Galáctica (RHG) prohíben toda práctica de manipulación genética en seres humanos. Pero tales asuntos sobre los nuevos alcances de la humanidad tienen sin cuidado a un joven ingeniero tecnológico de la Corporación Neogénesis. Su trabajo en la luna terraformada de Bitze IV se reduce a simples tareas de mantenimiento, como el que ahora lo lleva a uno de los gigantescos molinos eólicos que sostienen la red eléctrica de la colonia. Pero allí se enfrentará a una situación que lo hará recurrir a su antiguo entrenamiento militar, un trabajo para el que no le pagan lo suficiente.