Basada en el libro de George R. R. Martin "Fuego y Sangre". Este mundo no siempre fue pequeño y mezquino. Miles de años atrás, mientras las razas rezaban a los dioses, los Djinn se volvieron dioses. A través de magia y voluntad inquebrantable, ellos domesticaron las artes mágicas más poderosas del mundo. Una espada le otorga al hombre poder y protección, el maná otorga autoridad sobre la magia. Pero el Aether les otorgó dominio sobre todo y sobre todos. En su mayor auge, sus ancestros gobernaron el mundo conocido. Lo que no controlaban no merecía la pena. Su capital ridiculizaba a las ciudades del Este y Oeste, ya que ni los cinceles y martillos eran rival para la magia y el Aether. Era una ciudad y un reino construido para durar por la eternidad. No fue así. Hace miles de años la Purga asedió a los Djinn. El mundo vio la guerra. Los ríos se tiñeron de sangre. Fuentes de fuego, ceniza y humo brotaron de todos lados, tan calurosa fue la guerra que ni el Aether pudo ayudar a los Djinn. La tierra se quebró y el furioso mar ahogó la tierra. En horas, la mayor civilización de la historia se volvió historia. Pero sus ancestros no se quemaron como el resto de su raza. Años antes de la Purga, a pesar de las insistencias de su raza, un Djinn, Nacido de las Estrellas, y su familia abandonó la capital junto a su familia. Las leyendas dicen que su hija mestiza, Brillo del Sol, previó la destrucción en un sueño. Lo más probable era que Nacido de las Estrellas estuviera en desacuerdo con la neutralidad de su gente. Él y su familia huyeron a una lejana, remota, y olvidada isla. Con artes perdidas para el mundo moderno, volvieron una isla en un bastión, un lugar digno de los últimos Djinn. Desde entonces, los descendientes de Nacido de las Estrellas se asentaron. Hasta Arthur. Cuando el miraba al Este vio el pasado: viejo, cansado, muerto. Pero, cuando miró al Oeste, vio el futuro: oro en el suelo, oro en el mar, y nadie que pudiera rivalizarlo.
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