Sus brazos grueso, su clavícula marcada, sus lentes perfectamente acomodados, y ese cuerpo que volvía locos a todos. Era de último año, con muchos propósitos marcados, era hermoso con mil secretos guardados. Su baba caía cada ves que lo miraba, estaba lo por el chico igual que todos los chicos que lo observaban. Era un deleite tenerlo de bibliotecario, pero era mas complaciente verlo en verano.