Mónica es letrada en la Audiencia Provincial de Toledo. Y Pablo es un simple delincuente. Mónica tiene una vida perfecta. Presume de tener todo aquello que quiere, se encuentra en lo más alto de su carrera y disfruta de la vida como si tuviera claro que sólo hay una. Canta, baila y tararea las canciones de su grupo favorito cada mañana antes de prepararse para ir al trabajo. Pablo no tiene nada. Afronta la vida sin entusiasmo y sólo es dueño de aquello que roba. No goza de ningún lujo ni tampoco lo necesita porque sólo hay algo que consigue sacarle de su enorme insatisfacción: la voz del cantante de su grupo de música favorito. Cuando el sonido de la música ocupa la totalidad de sus pensamientos, nada ni nadie puede hacerle sentir mal. Pero, ¿será la música capaz de unir dos vidas completamente dispares?