Podrían haberle quitado sus tesoros, sus colmillos y garras, su fuego y escamas y haberlo criado bajo los lobos, pero un dragón siempre será un dragón. Armado con un poder que se creía que era una reliquia de la antigüedad y con un deseo por la grandeza, ¿Qué tanto cambiara este mundo cuando el príncipe que fue prometido codicie la fortuna?.