El emperador ha muerto. El mundo está en vilo. ¿Será éste el final de tan joven imperio? ¿Podrá la nueva emperatriz lidiar con las reformas inconclusas de su difunto padre, las tensiones políticas que dividen a la nación y la guerra que se asoma en el horizonte, todo a la tierna edad de ocho años? Justo cuando los actores sobre el escenario planean cómo devorar lo que el emperador dedicó su vida a forjar, desde ultratumba éste juega su as bajo la manga. Con esa jugada inesperada, se alza la única oportunidad de que el imperio que tanto costó levantar no se difumine en los anales de la historia como un bello, pero iluso, sueño nada más.