En la vida, todos buscamos algo, algunos tienen claro lo q buscan, otros no tanto, otros creen tenerlo pero se les esfuma por momentos. Nos aferramos a ese deseo a ese algo a esa chispa como si dependieramos de ello. Esa efímera gota de adrenalina q nos hace cometer locuras, cosas impensables, actos de rebeldía adolecente, cosas q le negaras a tus padres q hiciste para q sigan pretendiendo q eres perfect@, cosas q le susurraras a tus abuelos para q se rían, pellizquen tus mejillas y alaben tu enorme imaginación, fantásticos cuentos de dormir para tus hermanos o tal vez historias que nunca contarás, por egoísmo, por vanidad o quizás pq tienen mucho de ti en ellas, que quedaran guardadas en tu memoria, historias q tu corazón atesorará hasta su último latido. Muchos la llaman juventud envenenada, pero no es secreto para nadie q todos ocultamos esa chispa. Ese algo q t da fuerzas para levantarte cada mañana, ese deseo de cambiar tu vida, de tener algo q recordar, esa sútil (bueno no tan sutil) manera de dejar tu huella en el mundo, en el corazón de otras personas, en el alma propia...con el tiempo solo se intensifica, se convierte en aliento de vida... pero ya me estoy saliendo de contexto...rebobinemos...
Como les decía en la vida todos buscamos algo y si ese algo es un largo proceso ilegal en tu penúltimo año de colegio, estoy dispuesta a correr el riesgo...
Esto es un diario...bueno el diario. El Diario de los años dorados, y como diario me veo en la obligación de contarte q estoy a punto de cometer la mayor locura de mi vida...